Llegar a fin de mes se ha convertido para
muchas personas en todo un reto económico, y ahorrar, en un deseo difícil de
cumplir. Tener claros los ingresos y los gastos es clave para mantener la
economía familiar.
En las familias ocurre como en el Estado:
cuando los gastos exceden a los ingresos se produce un déficit presupuestario
que lleva, inevitablemente, a la adopción de dos tipos de medidas. Una, reducir
gastos, y la otra, solicitar un préstamo. La eliminación de gastos superfluos
es siempre recomendable, y si no ha sido suficiente con esos recortes el último
recurso es pedir prestado, algo que puede ofrecer un alivio instantáneo pero
también puede volverse en contra a la hora de afrontar la devolución de lo prestado.
Llegados a tal circunstancia resulta difícil resolver
el problema, aunque sí es posible tomar ciertas decisiones que traten de evitar
ese desenlace. Todas ellas pasan, inevitablemente, por llevar un control más
exhaustivo de los gastos y los ingresos de la economía familiar. Sólo una
visión de conjunto de los recibos que tenemos que pagar y del dinero total que
percibimos nos permitirá saber si nuestra economía está saneada o se
precipitará al vacío en el momento en que nos encontremos con un gasto
imprevisto.
Muchas veces el apuro económico nos hace tomar
no tan buenas decisiones, he aquí algunas recomendaciones, para la gestión de
su economía doméstica.
1. Las prisas no son buenas consejeras.
Evidentemente, si estamos pensando en recurrir a un crédito rápido es porque
tenemos una necesidad de dinero, pero debemos tomarnos nuestro tiempo. Si
actuamos con prisa, es muy probable que no tomemos las decisiones correctas.
2. No dejarse llevar por la publicidad. Nos
bombardean por todas partes con ofertas de dinero rápido y fácil: en el buzón,
en la TV, a través de un SMS en el móvil, por internet... Son ofertas que
pueden parecer irresistibles, acceso fácil y con pocos trámites a una cantidad
de dinero que necesitamos de manera urgente. Suelen incidir en las ventajas,
pero esconden o camuflan las desventajas.
3. Es primordial buscar distintas alternativas
y estudiar bien sus condiciones. Cuestiones importantes a comparar son: el tipo
de interés que nos ofrecen, las comisiones que nos van a cobrar y las condiciones
y demás garantías asociadas que lleva el préstamo. Aconsejable es buscar más de
3 o 4 ofertas y elaborar una tabla comparativa. Sólo así nos garantizamos tomar
la mejor decisión.
4. Es recomendable calcular siempre la
cantidad final que vamos a pagar. Muchas veces nos fijamos sólo en el importe
del préstamo y las cuotas mensuales, pero no nos paramos a pensar cuánto dinero
acabaremos pagando al final de la operación. Si lo hiciéramos, nos daríamos
cuenta del pozo tan profundo y oscuro que implican estos créditos rápidos.
5. Elaborar un presupuesto familiar. Pues
tendremos una herramienta muy útil para planificar nuestros gastos,
anticiparnos a las necesidades extraordinarias de capital y estudiar cómo
hacerles frente. Lo mejor es hacer este presupuesto por escrito, la herramienta
es lo de menos (podemos usar una plantilla de Excel, una aplicación informática
o papel y lápiz). La clave es mantener un equilibrio entre cobros y pagos que
nos permita ahorrar mes a mes y no volver a incurrir en mayores necesidades de
financiación.
Si llevamos a cabo estos consejos, será más
sencillo lograr una economía familiar sana y equilibrada. El beneficio
principal es que todos los miembros aprenderán cómo organizarse de manera
individual para contribuir de forma colectiva. La planeación evita la
posibilidad de hacer gastos espontáneos o enfrentar imprevistos sin afectar las
finanzas de la familia.
En suma, lo importante es la educación financiera.
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